A nadie le pareció raro que mi marido fuese solo a una media maratón por la montaña, sin conocer el camino. Pero cuando anuncié, que yo quería recorrer 11 km en una competición por la montaña, la cosa pasó a ser opinable. Lo dejo caer simplemente así, porque me iría del tema, pero la cosa da que pensar.
El caso es que, no se cómo, los astros se confabularon de tal manera, que una alergia y un antihistamínico combinados, me dejaron fuera de combate. O sea, que al final no pude ir.
Tardé casi 15 días en volver a salir (en plan potente, me refiero) y gracias a una amiga de la marcha nórdica, deporte que os recomiendo por cierto, pudimos dar caña al cuerpo subiendo a una montaña y a un collado fantásticos y de donde volvimos totalmente renovadas, con el frontal encendido, a oscuras por los senderos, de vuelta al coche.
Y es que a mi me pasa una cosa que os quería comentar. Cuando tengo algún reto intelectual personal importante, ya sean exámenes de universidad, defender la tesis doctoral, una presentación en algún congreso internacional o universidad, una entrevista importante en algún país extranjero o arrancar un negocio como autónoma, por ponerte ejemplos reales, pues me pasa una cosa singular.
En esos momentos de alta demanda neuronal, necesito un reto físico igual de potente para equilibrarme. Es decir, que tengo que lanzarme a hacer deporte como una poseída. Según el asuntillo mental, el deporte será más físico o más de desconexión. Por ejemplo, recuerdo parte importante de mi éxito en escribir y presentar mi tesis doctoral, el hecho de acudir a clases de Tai chi e ir a nadar muy a menudo. La mente desconectaba de todo. Era como meditar en movimiento. Era cargarse de energía y soltar la sobrante. Era como hacer un reset a la mente. Un parar para volver a empezar. Un alto en el camino. Eso era lo que necesitaba, en esos momentos.
![](https://elenaalbertiveterinaria.com/wp-content/uploads/2023/06/pexels-pixabay-289586-1.jpg)
Para mi, un reto mental/profesional tiene que ir acompañado de un reto físico. Siempre he tenido muy claro que cuerpo y mente van de la mano. Pero más aun en momentos especiales, donde se exige más de una misma. Mente sana in corpore sano. Seguir esto me ha mantenido en equilibrio. Y las veces en que, con la excusa de tener poco tiempo, me he olvidado de la parte física, la vida rápidamente me ha venido a recordar la importancia de tener salud para poder darlo todo.
Así pues, ahora es automático en mi. Cuando me viene un tema importante a nivel profesional, tengo que ponerme un reto físico igual de importante, para equilibrar. Dar simbolismo y valor a ese reto físico, hace que al cumplirlo te cargues de energía por muchas vías (por dentro te llenas de endorfinas, te cargas de valentía, te llenas de satisfacción, te sube la autoestima y te sientes capaz de todo). Te llenas de felicidad.
Compartir esos momentos de reto físico con amistades es la bomba y, a veces, las sinergias entre nosotras hacen maravillas en nuestras mentes. El deporte en compañía es la mejor medicina y la mejor de las terapias. Es mi mayor fuente de energía. Un baño en el mar también produce en mi el mismo efecto que rodearme de bosque o subir montañas. La naturaleza está ahí para nosotros, generosa como siempre. Respétala siempre, porque ella te espera paciente, a que regreses. Aprende a amarla y a disfrutarla. Este era mi pensamiento para hoy.
![](https://elenaalbertiveterinaria.com/wp-content/uploads/2023/06/SAVE_20220225_143339.jpeg)
La cosa es que, pensando un poco demasiado (a veces hay que frenar el tema, jaja), veo que al revés no me pasa. Y así como cuando llevo estudiando largas horas, tengo que salir a desahogarme por el bosque a caminar, cuando realizo mucho deporte o un reto físico importante, no me pongo a estudiar como una loca al llegar a casa, o quizás sí, pero siempre después de una buena ducha y un té reconfortante.